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Un estudio revela graves secuelas traumáticas en la población saharaui por la "violencia sistemática" de Marruecos

 


29/09/2025

Santiago Fernández Reviejo 

La evaluación de activistas en el Sáhara Occidental realizada por expertos en psicología de varias universidades españolas refleja que las mujeres sufren una mayor victimización.

Manifestación por la autodeterminación del Sáhara Occidental.Diego Radamés / Europa Press


Un estudio psicológico realizado por un equipo de expertos de varias universidades españolas con saharauis que viven en el territorio ocupado por Marruecos en el Sáhara Occidental ha constatado una “violencia sistemática” a base de “mecanismos represivos” contra esa población, con graves secuelas traumáticas que sufren especialmente las mujeres. Se trata de la primera investigación de este tipo que se lleva a cabo desde la reanudación de la guerra en 2020 entre el Frente Polisario y el Ejército marroquí.

La investigación, aprobada por la Comisión Ética de la Universidad Complutense de Madrid, fue publicada el pasado mes de junio en la Revista de Victimología, una disciplina científica que se centra en el estudio de las víctimas de delitos, crímenes de guerra y abusos de poder. Su objetivo era analizar la violencia sufrida por activistas saharauis en el Sáhara Occidental y la sintomatología postraumática resultante con consecuencias en la salud mental, para lo cual se hicieron entrevistas a 30 personas, 23 de ellas mujeres, de entre 18 y 65 años, que habían sufrido alguna detención entre noviembre de 2020 y junio de 2021, justo después de la reanudación de la guerra.

La recogida de los datos, según los autores del trabajo, siguió las directrices pautadas por el Manual para la Investigación y documentación eficaces de la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes del Protocolo de Estambul, mediante la cumplimentación de manera voluntaria, individual y confidencial del Harvard Trauma Questionaire (HTQ), ampliamente utilizado para la evaluación del daño psicológico en personas refugiadas y víctimas de violencia política. La evaluación psicológica se hizo de forma presencial y también con entrevistas a través de internet.



Los resultados del cuestionario revelaron que todos los saharauis evaluados, salvo uno, recibieron golpes y patadas cuando fueron detenidos, y el 100% dijo que había sufrido amenazas y humillaciones. Además, cerca de una cuarta parte de ellos refirieron haber estado expuestos a condiciones antihigiénicas que podían causar una infección o enfermedad, que pasaron hambre, que no les dejaron dormir o que les encadenaron o ataron a otras personas. En algunos casos, padecieron un intento de asfixia, un simulacro de ejecución o un confinamiento aislado duradero.

Como consecuencia de todas esas prácticas, el 76,7% de los evaluados expresó que revivía en pensamientos y recuerdos los episodios traumáticos que había sufrido durante la detención, el 36,7% que tenía pesadillas asociadas a esos hechos, el 40% reconoció que se sentía irritable, con rabia y a la defensiva y el 33% que arrastraba problemas de concentración y reacciones emocionales o físicas al recordar la experiencia.

Así refleja la violencia sufrida uno de los saharauis evaluados, cuyo testimonio se detalla en el estudio publicado en la Revista de Victimología: “En febrero de 2021, fui arrestado en la ciudad del Aiún y fui trasladado a la Dirección General de Seguridad. Durante 72 horas fui torturado y sometido a vigilancia e interrogatorios sobre mis actividades políticas y mis relaciones con militantes. Fui trasladado a prisión en la ciudad de Tan-tan. Con relativa frecuencia, era forzado a salir al patio a escuchar y cantar el himno nacional marroquí. Recibí malos tratos y mi familia también”.

“Posteriormente -continúa el testimonio-, en junio cuando tuve que realizar mis exámenes para proseguir en mi formación académica y estaba bajo custodia en prisión se me agendaron los 14 exámenes en un día. Supuestamente, estaban estipulados para realizarse en un periodo de diez días, tal y como determina la Dirección de Educación. En consecuencia, no superé mis exámenes debido a la falta de tiempo. (…) Finalmente, cuando obtuve la libertad y salí de prisión, mi domicilio familiar fue rodeado por fuerzas gubernamentales marroquíes. Igualmente, se impidió que militantes saharauis entrasen a mi domicilio en mis primeros días de libertad”.



“Un patrón de violencia sistemática”

Los autores del estudio concluyen que los testimonios analizados revelan “un patrón de violencia sistemática, donde el Estado emplea mecanismos represivos no solo para castigar la disidencia, sino para aislar, controlar y desmovilizar a los actores del movimiento saharaui”. “La alta frecuencia con la que los participantes reportaron haber sido golpeados (96,7%) y humillados (90%) sugiere que estas prácticas no son incidentales, sino parte de un esquema de represión esquemática”, dirigido por los cuerpos de seguridad del Estado marroquí contra quienes expresan su condición identitaria y política como saharauis, precisan.

La sintomatología postraumática de las personas evaluadas se puede interpretar, según las conclusiones de este estudio, desde dos perspectivas: como un mecanismo de reafirmación política y de autocategorización dentro del grupo saharaui, o como una estrategia de preparación psicológica ante futuras amenazas, similar a lo observado en otros trabajos en poblaciones kurdas expuestas a tortura.

Marta Guarch, profesora de Psicología de la Memoria y Psicología Social de la Universidad San Jorge de Zaragoza, una de las autoras del estudio, considera que la represión obedece a un intento de “disuadir” todo tipo de pensamientos y planteamientos relacionados con la identidad saharaui, contra toda persona que muestre o reivindique la existencia de esa realidad en el territorio ocupado por Marruecos. “La identidad se convierte en un elemento de predisposición a sufrir violencia”, explica.

Las mujeres sufren más violencia

El estudio, en el que han participado también investigadores de las universidades de Deusto y Complutense, ha constatado que las saharauis en los territorios ocupados sufren una mayor victimización por el mero hecho de ser mujeres. De acuerdo con esta investigación, padecen “formas particulares de violencia, como el acoso sexual o la presión ejercida a través de sus hijos”. En algunos casos, se refieren incluso episodios de violación o mutilación de genitales durante la detención en dependencias de las fuerzas de seguridad marroquíes. “Me golpearon, sufrí tortura en las mamas y sufrí acoso sexual”, dice una de las mujeres evaluadas. “A mis hijos se les ha negado la escolarización por mi orientación política”, afirma otra. “En mayo de 2021, la policía marroquí me detuvo y abusó de todo mi cuerpo”, denuncia otra más.

El hecho de ser mujer, según la profesora Marta Guarch, predispone a sufrir más abusos y violencia sexual, que siempre se ha considerado como otra “arma de guerra”. “Es algo que pasa en todos los conflictos”, subraya.

En general, la población saharaui que defiende su identidad en los territorios ocupados por Marruecos padece, según el estudio, una victimización múltiple y acumulativa, en la que confluyen una victimización primaria a causa de la violencia directa, otra secundaria por el trato institucional posterior que reciben y una tercera por el aislamiento social forzado y la ruptura de las redes de apoyo.

Las familias de estas personas torturadas, agredidas sexualmente o acosadas por las fuerzas de seguridad marroquíes también son víctimas de esa violencia de forma colateral. Tal como han documentado investigaciones previas citadas en este estudio, la violencia política “busca generar un efecto disuasorio en las comunidades afectadas”. En el caso del Sáhara se ha constatado que las fuerzas marroquíes siguen “un patrón de castigo colectivo con el objetivo de conseguir la marroquinización de la población saharaui” y evitar cualquier reivindicación pública de su identidad.

La profesora Marta Guarch sostiene que el impacto de la violencia contra la población saharaui es tan elevado que llega incluso a los campamentos de refugiados en Tinduf, Argelia, donde viven desde hace 50 años miles de saharauis exiliados tras la ocupación de su territorio por el Ejército marroquí. Lo que ocurre en los territorios ocupados, explica, genera tensión e incluso miedo entre quienes viven con cierta tranquilidad, aunque en malas condiciones, en medio del desierto argelino. “La salud mental de unos condiciona la de otros”, añade la investigadora.

Formas de represión muy sofisticadas

Los autores de este estudio subrayan que los datos obtenidos con su investigación documentan “formas altamente sofisticadas y persistentes de represión política en el Sáhara Occidental”, que exigen una “actuación urgente” y la generación de “mecanismos de protección y reparación” por parte de la comunidad internacional, las organizaciones de derechos humanos y el campo de la victimología crítica, que tengan en cuenta la especificidad de este tipo de violencia en contextos de ocupación prolongada.

A juicio de los investigadores, los resultados de este estudio tienen implicaciones para otros colectivos que han sido víctimas de violencia política y represión como el pueblo kurdo, el palestino y otras minorías sometidas a ocupación o conflicto político. “La utilización de la tortura como herramienta de disuasión y control social -explican- es un patrón que se ha repetido en distintos contextos geopolíticos, lo que refuerza la necesidad de desarrollar estrategias internacionales de denuncia y protección de los derechos humanos”.

Marta Guarch se lamenta de que, en comparación con otras comunidades oprimidas y minoritarias en el mundo que también viven una situación de exilio, son muy pocos los estudios que se han hecho con el pueblo saharaui, debido a una larga suma de factores. Y el trabajo de investigación que se ha publicado en la Revista de Victimología resalta la importancia de seguir documentando y visibilizando la violencia política tanto en el caso saharaui, como en otros contextos similares, “con el objetivo de promover acciones de justicia y reparación para las víctimas, así como políticas de prevención y apoyo psicosocial en las comunidades afectadas”.

En este caso el estudio se llevó a cabo a petición del Observatorio Aragonés para el Sáhara Occidental, una propuesta que la profesora Guarch trasladó al Grupo de Psicología del Testimonio de la Universidad Complutense de Madrid, del que ella forma parte y que puso en marcha la investigación. “Queríamos visibilizar esta situación de violencia y vulneración de derechos humanos que se produce a pocos kilómetros de aquí en un conflicto en el que España tiene cierta responsabilidad”, señala la investigadora, autora del libro Psicología de Fronteras, editado en 2023 por la Universidad de Zaragoza, en el que se analiza el impacto de la migración en la salud de las personas con el testimonio de 20 refugiados o solicitantes de asilo en diferentes partes de Europa.

Los trabajos de investigación son, sin embargo, especialmente complicados en un territorio como el Sáhara Occidental, donde el Estado marroquí prohíbe de forma sistemática la entrada de representantes políticos y periodistas de otros países que intentan comprobar la situación de la población saharaui y el respeto de sus derechos.

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Santiago Fernández Reviejo

Periodista coruñés en Sevilla, especializado en contenido social. Licenciado en Ciencias de la Información por la UCM. Premio de periodismo Andalucía sobre Migraciones y CAMF de Oro por la difusión de la realidad de las personas con discapacidad. Ha publicado dos libros de relatos de viajes y aventuras: El asombroso mundo de Faltrica y Los últimos viajes de Faltrica.